Hace una semana, el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, lanzó al aire la sexta fecha con la que se aplaza, una vez más, la llegada del AVE a Ourense. Losada se refirió a 2021 como el año en el que los trenes de alta velocidad circularían a pleno rendimiento por la infraestructura gallega. Los ourensanos hemos sido testigos de cómo ministros, presidentes de Gobierno, delegados suyos en Galicia y otros políticos con cargos públicos de diferente rango y partido han errado en sus planificaciones. Y eso en los casos más leves; porque también hemos asistido a la mentira sistemática de quienes comprometían una fecha, sabiendo a ciencia cierta que iba a resultar imposible su cumplimiento. Sucedió con Magdalena Álvarez y Ana Pastor, dos ministras que afirmaron en Ourense, la primera en 2007 y la segunda en 2015, que tendríamos AVE en 2012 y en 2018. Cada una de ellas fue posteriormente enmendada por sus respectivos sucesores. En ambos casos eran ministros de su mismo partido y los dos fracasaron en su propósito: A Magdalena Álvarez la corrigió José Blanco dos años después, aplazando el compromiso hasta 2015. A Ana Pastor, Íñigo de la Serna, también dos años después, para retrasar hasta 2019 la llegada del tren de alta velocidad a Ourense. Eso sí, borrando temporalmente una infraestructura tan importante como la variante exterior ya que, de lo contrario, según él, resultaría imposible que el nuevo tren llegase antes de 2022 o tal vez 2023.