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El servicio internacional A Coruña-Oporto sigue sin vislumbrarse tres años después de su autorización (compartir)

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El servicio internacional A Coruña-Oporto sigue sin vislumbrarse tres años después de su autorización
Los automotores basculantes diésel de Renfe de la serie 594, permitirían reducir el tiempo de viaje entre Vigo y Oporto, casi media hora.
Previsto para 2019, demorado hasta 2020 y suspendido indefinidamente como consecuencia de la pandemia, el primer servicio ferroviario privado entre las ciudades de A Coruña y Oporto, que iba a ser ofrecido por Arriva, una empresa de movilidad filial de la Deutsche Bahn, que opera ya en Galicia con líneas de autobuses, todavía sigue en el limbo y es previsible que así se mantenga por mucho tiempo ante las dificultades que entraña cumplir el plan de realizar el viaje entre ambas ciudades en 2 horas y 45 minutos, en las condiciones actuales de los 342 kilómetros de recorrido que tendría que realizar el tren.

El primer obstáculo es que Arriva no dispone de trenes de ancho ibérico para poder realizar ese servicio. Un problema salvable, mediante la adquisición de material rodante. En régimen de alquiler la única empresa que se lo podría ofertar es Renfe y no dispone de otros trenes para ese menester que los diésel que ya tiene alquilados a Comboios de Portugal. La compra de nuevos trenes supondría una demora de años desde su fabricación hasta que se produzca la entrega de las unidades.

El segundo, la heterogénea situación en la que se encuentra la línea. Entre las estaciones de A Coruña y Vigo-Urzaiz existe doble vía electrificada a 25.000 voltios, pero no hay interconexión con la línea del Miño, por lo que los trenes tendrían que tomar la bifurcación de Arcade hasta Vigo-Guixar, de donde sale actualmente el tren Celta entre Vigo y Oporto. A partir de ahí hasta el puente internacional de Tui, la línea está electrificada a 3.000 voltios de corriente continua. Una vez en el puente, hasta Oporto, la línea vuelve a estar electrificada a 25.000 voltios de corriente alterna. Existen trenes bitensión, capaces de circular indistintamente bajo una u otra catenaria. La dificultad estriba en los 8 kilómetros entre las estaciones de Arcade y Redondela que no están electrificados, lo que obliga, hasta que se ejecute la electrificación de ese tramo a que el viaje tenga que ser realizado por un tren híbrido o diésel.

Por último está la cuestión del tiempo de viaje: en las circunstancias actuales, unir A Coruña y Oporto con parada en la estación de Vigo-Guixar representa un tiempo de viaje mínimo de 3 horas y 45 minutos, una hora más del plan previsto por Arriva para sus cuatro trenes diarios por sentido. El tren Celta invierte 2 horas 22 minutos entre Vigo y Oporto, con paradas en Valença, Viana do Castelo y Nine. La electrificación desde Valença a Oporto permite el uso de trenes más rápidos que el 592 que realiza actualmente el servicio, pero la infraestructura no ha mejorado como para suponer una reducción tan significativa en el tiempo de viaje como para dejarlo en menos de hora y media que sería lo necesario para cumplir el objetivo de 2:45.

Sobre el papel sería posible ese tiempo de viaje únicamente cuando esté operativa la salida Sur de la estación de Urzaiz, siempre que se realizase el recorrido con un tren de tecnología basculante o pendular, lo que le permitiría añadir al ahorro de más de veinte minutos que comportaría la salida Sur, el incremento de la velocidad media en el recorrido por una vía tan antigua como la línea del Miño portuguesa.