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La conexión de AVE entre Ourense y Levante y Sevilla, condicionada por el túnel Chamartín-Atocha (compartir)

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La conexión de AVE entre Ourense y Levante y Sevilla, condicionada por el túnel Chamartín-Atocha
El trazado del túnel cruza Madrid de Norte a Sur.
La inauguración del último tramo de la línea de alta velocidad entre Pedralba y Ourense, no solo va a suponer la inauguración de los servicios AVE entre Ourense y Madrid. También abre la posibilidad a conexiones directas con otras ciudades tanto andaluzas como del Levante, como por ejemplo Sevilla, Alicante o Valencia. Pero para que esas conexiones resulten posibles, el Adif tiene que inaugurar una infraestructura que, a pesar de tener una longitud de menos de ocho kilómetros, tiene tras de sí una historia de retrasos superior al AVE gallego. Se trata del túnel para trenes de alta velocidad entre las estaciones de Chamartín y Atocha.

Aunque no se habla de fechas, el Adif espera inaugurar ese túnel prácticamente de manera simultánea a la línea gallega de alta velocidad, antes de finalizar 2021. Ambas obras, pese a la diferencia de longitud y complejidad, siguieron caminos paralelos en cuanto al tiempo de ejecución y los sucesivos retrasos. La perforación del túnel, de 7,3 kilómetros, comenzó en 2010. Una tuneladora, la “Gran Vía”, realizó el trabajo en 6,8 kilómetros con un tiempo récord, de poco más de 9 meses. A ello hay que añadir pequeños tramos que se ejecutaron siguiendo diferentes métodos, como el Alemán y el de Madrid. El túnel no solo conecta las vías del Norte-Noroeste a las del Sur y Levante, también tiene un bypass que conecta con la estación pasante de Atocha, lo que va a facilitar la comunicación entre Atocha y Chamartín. Por otra parte, en paralelo a esta construcción se realizó también otra en el tramo Atocha-Torrejón de Velasco, de algo más de 27 kilómetros, ampliando a cuatro vías las dos vías existentes en un corredor que no solo da salida a los trenes de alta velocidad al corredor Sur, de Andalucía, también a los corredores Este (Zaragoza-Barcelona) y Levante (Valencia-Alicante).

En total, las obras representan una inversión cercana a los mil millones de euros. Mediante el túnel, tercero de los que cruzan Madrid de Norte a Sur, para uso ferroviario, los corredores que tienen su estación término en Atocha, a los que nos referíamos antes, podrían llegar a Chamartín y seguir viaje por el corredor Norte-noroeste, que comprende, además de la línea gallega de alta velocidad, las futuras líneas a Asturias y País Vasco, que actualmente rinden viaje en León, la primera y en unos meses en Burgos, la segunda.

Esta conexión, tan necesaria en la red de alta velocidad, ya existe en la red de ancho ibérico. Y, de hecho, permitía los viajes transversales entre Galicia y Alicante, con un tren semanal, con salida de Vigo y A Coruña los sábados, que se acoplaban en Ourense y llegaban a Alicante a última hora del día, para realizar el domingo el viaje en sentido inverso.

Con la entrada en servicio de los primeros tramos de alta velocidad en la línea gallega y la incorporación de los servicios Alvia, y la línea de alta velocidad Madrid-Alicante, esa conexión, lejos de facilitarse, se tornó más compleja, porque implicaba que los trenes cruzasen un cambiador en Chamartín para pasar a vía de ancho ibérico y otro después de Atocha para volver a la vía de ancho estándar de la línea de alta velocidad del Levante.

Además de los servicios propios de Renfe con sus trenes AVE, el túnel va a facilitar las conexiones de los otros operadores con la estación de Chamartín y, en el futuro, con la terminal aeroportuaria de Barajas, así como que se abra una puerta para que esos operadores puedan realizar servicios low cost por la línea gallega.