Xunta y Concello polemizan sobre la fecha de llegada del AVE a Lugo (compartir)
Todo NoticiasA día de hoy, cualquier fecha que se diga es pura especulación. En primer lugar, para que el AVE llegue a Lugo, primero tiene que haber llegado hasta Ourense. Con los datos actuales del estado de las obras y la indeterminación en la duración del período de pruebas, no se puede aventurar un plazo ni siquiera por aproximación. La estimación del Adif es que las obras estén concluidas en el primer semestre de 2020, pero pueden surgir imponderables que la demoren más o, por el contrario, como ya ha sucedido con los viaductos de As Teixeiras, que se estimaba que iban a ser los que retrasasen la entrega de la línea, finalmente se terminaron antes del plazo pronosticado. Otra cosa es el período de pruebas, que en el tramo precedente, Zamora-Pedralba, lleva consumidos nueve meses y todavía se espera que siga al menos hasta el primer trimestre del año que viene y en el de Antequera-Granada duró dieciocho meses.
Las obras entre Ourense y Lugo
Entre Ourense y Lugo las obras avanzan de manera irregular. Por una parte, han sido adjudicados los suministros de material de vía, como aparatos de vía, balasto y traviesas y resulta ya inminente la adjudicación de carril. Pero faltan contratos como los que se ocupen de su colocación, o la electrificación. En esta parte, ha sido licitada la nueva electrificación apta para uso de corriente continua a 3.000 voltios, que es la que tiene actualmente, y para 25.000 de corriente alterna, entre Ourense y Lugo. Entre su tramitación, adjudicación, formalización del contrato y ejecución de las obras, es posible que transcurran entre 15 y 18 meses, lo que sitúa su finalización en el primer semestre de 2021. Pero la electrificación de la línea entre Monforte y Lugo está todavía sin licitar por lo que, al igual que las obras de las variantes que permitirán reducir el tiempo de viaje actual. Con todos estos contratos pendientes de su tramitación, resulta materialmente imposible que el AVE llegue a Lugo, ya que aunque los trenes previstos para conectar dicha ciudad con Madrid son de rodadura desplazable y pueden circular indistintamente por líneas de ancho ibérico y de alta velocidad, tienen como requisito imprescindible que la línea esté electrificada.
Los compromisos políticos se manifiestan, pero luego la realidad va por su cuenta, como pudo comprobar Rajoy en 2017, cuando esperaba incorporar, al año siguiente, no uno, sino cinco nuevos tramos a la red española de alta velocidad: la realidad le dejó inaugurar el Valencia-Castellón, pero no los cuatro restantes: Zamora-Pedralba (Ana Pastor iba más lejos y contaba que estaría terminada la línea del AVE hasta Ourense), Venta de Baños-Burgos, Antequera-Granada y el túnel de conexión entre Chamartín y Atocha que lleva diciéndose desde 2013 que será operativo al año siguiente.