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DB y SNCF quieren competir con Renfe en la explotación del AVE (compartir)

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DB y SNCF quieren competir con Renfe en la explotación del AVE
Dos empresas públicas podrían convertirse en las competidoras de Renfe Operadora cuando se liberalicen los servicios de viajeros en las líneas españolas de alta velocidad. Se trata de la operadora francesa SNCF y de la alemana DB. Ambas son de titularidad pública y auténticos gigantes del transporte ferroviario. La liberalización para la entrada de operadores privados se convertiría así en la puerta de acceso de empresas públicas internacionales que en España funcionarían como operadores privados.

En 2020, que será cuando el AVE llegue a Galicia, quedarán abiertas las puertas para que un número todavía indeterminado de operadores privados puedan competir con Renfe en la explotación de los servicios de alta velocidad y en las líneas de larga distancia de ancho ibérico. El plato más goloso son las líneas de alta velocidad. Pero en ellas, los operadores privados se encuentran ante la necesidad de contar con trenes para poder llevarlas a buen fin. Renfe Operadora, que cuenta con un parque móvil de alta velocidad pura de 96 trenes, algunos de ellos a punto de entrar en el último tramo de su vida útil, esgrime que no dispone de este tipo de material en régimen de alquiler, al menos por el momento. Renfe espera recibir a partir de 2020 sus series 106 y 122, que suman otras treinta composiciones, la mitad de ellas con rodadura desplazable, fruto del contrato firmado con Talgo hace algo más de dos años.

En la actualidad hay varias compañías ferroviarias privadas en España, pero ninguna dispone de trenes de ancho estándar para competir en las líneas de alta velocidad, por lo que dependen de un socio que les facilite los trenes con los que competir con Renfe. Esta es la puerta de entrada de DB y SNCF. La primera, es además la propietaria de dos empresas que ya están establecidas en España: Transfesa, que fue la primera multinacional ferroviaria española y que hasta hace poco más de diez años mantuvo su capital mayoritariamente en manos gallegas. Transfesa es ahora una de las filiales de transportes de mercancías del gigante alemán. La otra compañía es Arriva que dispone de la explotación de líneas de autobuses en Galicia y el norte de Portugal e intenta que le autoricen una línea internacional entre A Coruña y Oporto, para iniciar su explotación a partir del próximo verano.

En el caso de los trenes de alta velocidad, DB lo tiene más fácil que con las líneas de ancho ibérico, porque dispone de trenes propios, los ICE fabricados por Siemens. En el caso de SNCF, que podría entrar a formar parte de ILSA, cuenta con los TGV de Alstom, muy similares a los de la primera serie española que circularon hace veintiséis años entre Madrid y Sevilla.

Sin embargo, existen todavía muchas incógnitas por despejar, entre ellas, el número de competidores privados que podrán operar en España y por qué líneas lo harán. Son preguntas que tendrán que contar con respuesta antes de doce meses.