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Angrois, un fallo de un segundo que lleva cuatro años pendiente de solución (compartir)

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Angrois, un fallo de un segundo que lleva cuatro años pendiente de solución
Se cumplen cuatro años del accidente más trágico de los ocurridos en las vías gallegas y el primero en una línea del AVE, aunque la curva de Angrois se encuentre en ese tramo de transición que va del trazado de alta velocidad a la línea convencional antes de entrar en la estación de Santiago.

79 muertos y 130 heridos fue el dramático balance provocado por el descarrilamiento del tren Alvia Madrid-Ferrol que estaba a punto de entrar en la estación compostelana en la tarde del 24 de julio de 2013. El maquinista, Francisco José Garzón llevaba el tren a 190 kilómetros por hora, más del doble de la pemitida en ese tramo. El accidente, sin embargo, todavía no es historia. Han pasado cuatro años y todavía no se han cerrado las heridas de este drama. Las investigaciones siguen todavía en marcha. Pese a que la instrucción judicial y la causa se habían cerrado inicialmente condenando únicamente al maquinista, una segunda instrucción ordenada por la audiencia provincial de A Coruña ha reabierto el caso. A ella se ha añadido la solicitud de la comisión de investigación propuesta recientemente por la nueva dirección del PSOE.

Familiares de víctimas y supervivientes del accidente producido en la curva de A Grandeira, a tres kilómetros de la estación de Santiago consideran que ni la investigación ni la sentencia incidieron en el origen de esta causa que no está, según ellos, en la imprudencia del maquinista, sino en el sistema de seguridad de la línea, que no estaba implementado con las medidas adecuadas para garantizar la vida de los viajeros en caso de fallo humano.

Cuatro años después del accidente, no solo no se ha resuelto la causa, cuya investigación paralela realizada por la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios fue cuestionada por la Agencia Ferroviaria Europea por falta de independencia, tampoco se han subsanado las deficiencias en ese subtramo de la línea, equipándolo con un sistema de seguridad más avanzado, como el ERTMS, que habría actuado automáticamente sobre el tren, frenándolo y evitando que el mismo hubiese entrado en la curva a más de 180 kilómetros por hora.