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Transfesa, una compañía ferroviaria que nació con el cien por cien de su capital gallego y que se convirtió en poco más de una década en la primera multinacional gallega, rompió con el aislamiento que imponía la diferencia de ancho de vía entre las líneas de Renfe, y las de Francia y la mayoría de la red ferroviaria europea. Lo hizo con un sistema que permitía cambiar los ejes a los vagones de mercancías, evitando así el transbordo de los productos a otro tren instalado en la vía francesa en la frontera de Hendaya, el primer punto en el que se instaló. El desarrollo de este mecanismo, de patente gallega, se extendería años después a otras muchas fronteras en las que dos administraciones ferroviarias se encontraban con un problema semejante al español.

Este sistema, además de acortar el tiempo de viaje de los trenes mercantes, facilitó la exportación de productos perecederos a los que la parada en la frontera para cambiar de trenes les afectaba notablemente, tanto en el precio, pues requería menos gasto en el transporte, como en la posibilidad de llegar en mejores condiciones al destino final. En el documental producido hace sesenta años, "El tren naranjero", se describe cómo se desarrolla el cambio de ejes en la frontera, un sistema que también beneficiaría después a los trenes de viajeros, especialmente el Sudexpresso y el Puerta del Sol.