Ana Pastor asiste a las pruebas de carga del viaducto del Ulla en el Eje Atlántico de Alta Velocidad (compartir)
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El viaducto del Ulla supuso una inversión de 117,5 millones de euros y ocupa el segundo puesto en cuanto a complejidad y coste de las obras singulares de esta línea, después de los túneles de As Maceiras, de 8,6 kilómetros y un coste cercano a los 185 millones de euros, con los que el trazado llega a la estación de Vigo. Pero no será una obra segundona, ya que por su propia y original estructura, construida en celosía metálica sobre pilares de hormigón se ha convertido en el puente metálico de celosía más largo de Europa y el que tiene el vano central de mayor luz entre los de su clase: 240 metros. En origen, la Dirección General de Ferrocarriles había previsto un puente de 1.000 metros de luz en su vano central, para que no hubiese apoyos en el curso del río, dado que se trata de una zona de especial interés ecológico. Pero el alto coste económico y las dificultades técnicas que entrañaba inclinaron a la Administración a plantear un concurso de ideas para encontrar una solución de compromiso entre un coste razonable y la preservación del entorno.
Este viaducto era el último obstáculo para culminar los 155,6 kilómetros del trazado del Eje Atlántico de Alta Velocidad entre A Coruña y Vigo. Para cuando la línea entre en servicio, previsiblemente en el primer semestre de este año, los tiempos de viaje entre Vigo y Santiago se reducirán a 45 minutos y entre Vigo y A Coruña, a 1 hora y 10 minutos.