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Circunstancias imprevistas obligan a la modificación de dos contratos de Adif en Galicia (compartir)

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Circunstancias imprevistas obligan a la modificación de dos contratos de Adif en Galicia
Gráfico del trazado del tramo entre Monforte y Lugo donde está el túnel de Oural.
Adif se ha visto obligada a modificar al alza dos contratos que en la actualidad se están ejecutando en Galicia por circunstancias imprevistas. Se trata de la construcción del túnel de Oural, en el corredor Ourense-Lugo, y de las obras y mantenimiento de las instalaciones de seguridad afectadas por la electrificación del ramal Guillarei-Tui. Ambas modificaciones fueron realizadas el pasado mes de julio y en ambos casos se contempló como justificación para autorizarlas la “necesidad de modificación derivada de circunstancias que un poder adjudicador diligente no podrá prever”.

La argumentación tal como se cita textualmente está contemplada en las directivas comunitarias sobre contratación pública, entre ellas la 2014/24/UE, en su artículo 72.

En el caso de la obra correspondiente al túnel de Oural, adjudicada por casi 42 millones de euros a Ferrovial el 28 de mayo de 2021 y cuya formalización del contrato fue publicada en el BOE del 10 de julio siguiente, la modificación supone un incremento de 680.371,58 euros, sobre la propuesta económica que resultó adjudicataria, de un total de 19 licitadores presentados.

En el relativo a la obra y mantenimiento  de las instalaciones de seguridad del ramal Guillarei-Tui, adjudicado a ENYSE, SA (Enclavamientos y Señalización Ferroviaria), por 11,96 millones de euros en octubre de 2019, la modificación no solo eleva la cuantía en 1,73 millones de euros, sino que en este caso también el plazo de vigencia de los 72 meses iniciales (obra y mantenimiento) a 82.

No cabe duda de que la circunstancia que un poder adjudicador diligente no podía prever tiene mucho que ver con los hechos ocurridos con posterioridad a la presentación de las ofertas de los adjudicatarios en ambos contratos (uno de ellos en 2019 y otro en 2020) y que ha derivado en una notable elevación del precio de las materias primas, suministros y especialmente los costes energéticos, a partir de las primeras semanas de 2022, que se vieron agravadas con la guerra en Ucrania.