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Alta velocidad a Vigo, el paradigma de la falta de planificación (compartir)

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Alta velocidad a Vigo, el paradigma de la falta de planificación
El destino ferroviario de Ourense y Vigo permanecieron unidos desde que se fraguó y materializó la vía que une ambas ciudades por el Miño, hace 140 años y algunos meses hasta la llegada del AVE a la estación de Ourense. A partir de ahí, Ourense ya ha cubierto gran parte de su objetivo ferroviario: viajar a Madrid en dos horas y cuarto. Falta la construcción de la estación intermodal, todavía en el aire pero ya proyectada, y la variante exterior cuyas obras comenzarán en breve porque al menos dos de sus tramos ya han sido adjudicados.

A Vigo le queda, todavía una larga espera para conseguir ambos propósitos: disponer de una estación y de una línea de alta velocidad. El 30 de marzo de 2015 era inaugurada la primera estación provisional de alta velocidad. En realidad se trataba, en palabras de la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, de la ejecución del “cajón ferroviario” que permitía la conexión de Vigo al corredor del eje atlántico por los túneles de As Maceiras, con unas instalaciones provisionales de atención al público. A finales de septiembre de 2021 era inaugurado el “Centro Comercial Vialia”, un complemento de la futura estación intermodal al que se le añadirá, este año, la terminal de autobuses. Sin embargo, en la parte operativa, nada ha cambiado en el “cajón ferroviario” que tiene como única salida el corredor del eje atlántico.

Que a la estación de Vigo le faltaron padrinos en los sucesivos gobiernos que han pasado desde que se iniciaron las obras de la línea gallega de alta velocidad lo pone de manifiesto la situación en la que se encuentra. A pesar del retraso tan abultado con el que fue inaugurada esa línea, Vigo es la ciudad que más se ha quedado descolgada de esta infraestructura. Carece de salida Sur, imprescindible para que se pueda dar por terminada la estación de Urzaiz, ya que de lo contrario nunca podrá ser utilizada por los trenes con origen o destino en Portugal y todos los trenes que circulen hacia el resto de la península Ibérica tendrán que hacerlo saliendo en dirección Norte, por Pontevedra.

A pesar de que se trata de un elemento imprescindible y que las obras de la estación comenzaron en septiembre de 2011, con la demolición de la terminal anterior, en los diez años de obras la salida sur quedó congelada. Solo en el último año se reactivó pero no con un proyecto sobre la mesa, sino con un contrato a una consultora para que analice cuál podría ser la salida más adecuada, un encargo que tendría que haber sido realizado hace una década para que la inauguración del pasado 30 de septiembre no se hubiera limitado a estrenar un centro comercial.

Otro tanto sucede con la solución para la conexión con la línea de alta velocidad. Cerdedo se apuntaba como una alternativa destinada evitar una larga espera para los vigueses en lograr un trazado más directo, a falta de la salida sur de la estación, y la manera de evitar el rodeo por Santiago.

Sin embargo, desde el ministerio de Fomento nunca apostaron decididamente por esa variante, pero tampoco plantearon ninguna alternativa, por lo que se han limitado a posponer su tramitación que, en la actualidad está a un año de poder iniciar todo el proceso previo a su licitación, lo que significa que su finalización tiene un horizonte muy lejano. Todos los estudios que dieron origen a las líneas de alta velocidad en España y a sus respectivos tramos fueron realizados o por el Ministerio de Fomento o a instancias de éste (o de sus organismos competentes en materia ferroviaria). Todos, salvo la conexión con Vigo, que fue una iniciativa de la sección de Transportes de UGT, un equipo que lleva largo tiempo trabajando sobre proyectos para mejorar las conexiones entre Vigo y Ourense (incluso en la época previa a la alta velocidad). Que el ministerio hizo suya esa propuesta es una afirmación que se contradice con la realidad, cuando en el supuesto de que se lleve a cabo, también será tras un bochornoso retraso de más de dos décadas.