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A 500 días, la inestabilidad política mantiene en el aire el objetivo 2018 (compartir)

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A 500 días, la inestabilidad política mantiene en el aire el objetivo 2018
Si se demora la adjudicación entre Seixalbo y Ourense, los trenes podrían llegar en el 2018 por el trazado convencional, aunque ello supondría un sobrecoste de electrificación del mismo.
Los tramos pendientes precisan de un gobierno electo para llevar a cabo las adjudicaciones de obras. A 500 días de 2018 faltan todavía 17 kilómetros por adjudicar, así como la estación de Ourense.

A quinientos días para llegar al año 2018, en el que se debe de cumplir el objetivo de que un tren de alta velocidad alcance la estación de Ourense, las obras de los tramos en construcción avanzan con ritmo irregular. Mientras en la zona zamorana, entre la estación de la capital de esa provincia y Pedralba de la Pradería se resuelven ya los detalles finales de la infraestructura, en Ourense quedan todavía pendientes de licitar los tramos Taboadela-Seixalbo, Seixalbo-estación y la propia estación. La interinidad prolongada desde hace ya nueve meses del gobierno en funciones está empezando a pasar factura también a las inversiones ferroviarias, un fenómeno que no solo afecta a Galicia, sino también los otros corredores en marcha. Adif Alta Velocidad tiene, en estos momentos algo más de 1.200 kilómetros de trazado de alta velocidad en obras, cifra que la sitúa a la cabeza de la construcción de este tipo de infraestructuras en Europa.

De los 229 kilómetros de vía que son necesarios para que el AVE llegue a Ourense, 107 serán finalizados al término de este año 2016 y entrarán en servicio, con toda probabilidad en el primer trimestre de 2017. De los 112 kilómetros restantes, 17 están pendientes de finalizar la tramitación ambiental, la licitación y, finalmente su construcción, entre Taboadela y Ourense. Dada la complejidad de estos subtramos, que implican importantes viaductos, túneles y trazados a triple vía, pues se derivará por el mismo corredor la línea convencional de ancho ibérico, parece poco probable que esta obra sea concluida en el curso del 2018, si la adjudicación de las obras no se tramita en las próximas semanas. Este obstáculo podría salvarse provisionalmente, con la instalación de un cambiador de ancho en Taboadela, lo que permitiría que los trenes circulasen por el corredor AVE hasta ese punto y realizasen los últimos kilómetros hasta la estación por el actual corredor de ancho ibérico, pasando por San Francisco y el viaducto del Miño.

Dado que los cambiadores de ancho son infraestructuras desmontables, una vez que entre en funcionamiento la de Pedralba de la Pradería, podría destinarse a Taboadela la que en la actualidad está emplazada a la salida de la estación de Zamora.

En paralelo, en los próximos quinientos días, tienen que empezar a estar operativos los primeros trenes del contrato que Renfe tiene en marcha para adjudicar una treintena de composiciones que refuercen su parque de móvil de alta velocidad y entre los que se encontrarán los futuros trenes que lleguen a Galicia. Entre las propuestas de las cinco empresas que participan en el concurso, Alstom, Bombardier, Caf, Siemens y Talgo, las dos españolas, Caf y Talgo presentan prototipos con rodadura desplazable, lo que les permite circular tanto en vías de ancho UIC como de ancho ibérico, lo que permitiría, de ser una de esas la solución aceptada por Renfe en su concurso, que los trenes de alta velocidad llegasen hasta Ourense por la vía AVE y pudiesen seguir rumbo a Coruña o Vigo por vías electrificadas de ancho convencional.